Columna de opinión – Datos abiertos e Inteligencia Artificial: Desarrollo colaborativo en ciberseguridad

Los grandes desarrollos futuros estarán ligados a la inteligencia artificial, la ciencia y la analítica de datos. Para promover el desarrollo de estas, se necesitan personas capacitadas, algoritmos, infraestructura (posibilidad de procesamiento, almacenamiento y transporte de datos), marco regulatorio que promueva la innovación junto con la adecuada protección de la privacidad, así como una gran cantidad y calidad de datos.

Para generar Big Data es necesario un esfuerzo en los siguientes frentes: incentivos económicos para la investigación; difusión de resultados y creación de repositorios abiertos; diseño e implementación de bases contractuales que promuevan la apertura y divulgación de los datos resultantes de proyectos de investigación; adopción de modelos de licenciamiento que permitan utilizar estos datos para la creación de nuevas obras; y promover el uso de formatos abiertos e interoperables para el almacenamiento de la información.

Estos esfuerzos no son suficientes por sí solos, pues además requieren de la coordinación del sector público, privado, la academia y la sociedad civil.

Lograr la interacción de estos actores implica un trabajo de colaboración y articulación. Algunas iniciativas novedosas y virtuosas en esta materia son la Fundación Data Observatory, el Instituto para la Resiliencia ante Desastres y el proyecto Conecta Logística, entre otros.

Compartir información anonimizada de incidentes de seguridad y vulnerabilidad de sistemas, redes y programas, contribuiría al perfeccionamiento de un ecosistema más resiliente ante los ataques y amenazas a la seguridad digital, y fomentaría una industria más innovadora en esta materia. Esta iniciativa sería complementaria con los esfuerzos confidenciales particulares o de grupos de usuarios de un sector específico para enfrentar brechas. Sería muy provechoso para el país generar iniciativas y entidades articuladoras en este frente, similares a las antes mencionadas.

Por último, vale la pena constatar que la sola existencia de repositorios abiertos y herramientas colaborativas de esta naturaleza supone un desafío no solo regulatorio, sino también en materia de ciberseguridad. Esto debe darse especialmente si la información compartida contiene datos personales o sensibles, pues los actores que mantengan estos archivos digitales y participen del ecosistema abierto tendrán que adoptar medidas adecuadas de seguridad, a fin de proteger la integridad de la información que se les confía, particularmente cuando en su puesta a disposición está comprometido un interés público.

 

El Mercurio (Prensa Escrita) 
Jueves 28 de octubre del 2021