Un juez de Filadelfia, Estados Unidos, ordenó a Google entregar a la Agencia Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) correos electrónicos almacenados en servidores fuera del territorio nacional. Este fallo contrarresta una sentencia de la Corte Federal de Apelaciones del segundo Circuito de los Estados Unidos, la cual determinó, en un caso similar que la información almacenada en el extranjero no está al alcance de las fuerzas investigadoras estadounidenses. La más reciente decisión argumenta la poca interferencia que tiene la revisión de la información por las agencias con los intereses posesorios del titular sobre ella.