Se reveló que la firma Cambridge Analytica, compañía británica que trabajó para la campaña del presidente estadounidense Donald Trump, habría tratado de manera ilícita la información personal de cerca de cincuenta millones de usuarios de Facebook en Estados Unidos, con la finalidad de intervenir en sus decisiones electorales enviando publicidad dirigida y noticias falsas. En específico, la información fue recolectada por una aplicación que consistía en un test psicológico, cuyo desarrollador fue el profesor de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan, quien solicitó a Facebook el permiso para utilizar dicha información con fines académicos. En principio, cerca de 270.000 usuarios aceptaron realizar este test y consintieron en el tratamiento de sus datos, pero luego la aplicación comenzó a recolectar la información de amigos de estos usuarios en la red social de forma deliberada y sin su consentimiento, llegando al elevado número de cincuenta millones de perfiles. Posteriormente, Kogan vendió los obtenidos datos del test a Cambridge Analytica, cruzándolos con los datos de Facebook para generar perfiles psicológicos de y así dirigir publicidad y noticias. Actualmente este escándalo ha tenido grandes consecuencias para la red social por el descuido en la protección de la información de sus usuarios, produciéndose una abrupta caída en sus acciones; el llamado a comparecer ante el parlamento británico y estadounidense; una campaña nombrada “Delete Facebook” en redes sociales; además de posibles extensiones de este escándalo a países latinoamericanos.